jueves, 16 de abril de 2009

El trabajo social: un largo letargo

Dice Ana María Correa, en su tesina "El despertar de la bella durmiente" (http://www.biogestalt.org/biogestalt1.swf) que "El Trabajo Social como práctica profesional “se olvidó que un día tuvo los pies y las manos libres", por olvidarse, ya no recuerda como aconteció su nacimiento, se le durmió su buen hacer terapéutico.
Las Trabajadoras Sociales nos hemos colocado en la contención del Sistema de Servicios Sociales y de las personas a las que atendemos. Contenemos y cargamos, sintiéndonos derrotadas por la fragilidad de nuestra práctica profesional. Práctica que nos viene impuesta por un sistema que nos manipula y utiliza, pero que, sin embargo, nos necesita aunque no lo reconozca. Nos ata de pies y manos haciéndonos cómplices de la cronificación dependiente de nuestros usuarios".

Yo cada día me pregunto si el trabajo social despertará de su largo letargo, pero tengo muchas dudas de que ocurra. El trabajo social tiene su origen en filosofías e ideales humanitarios, de modo que se entiende que el trabajador social ha de fomentar el bienestar del ser humano y ha de prevenir y atender las dificultades y carencias de las personas, familias, grupos y medio social en que viven. Se supone que el trabajador social recoge las demandas de estas personas, hace un estudio de la situación y establece un plan de intervención para mejorar la situación de los usuarios.
Esta es la teoría, pero la práctica diaria dista mucho de ésta. El proceso del trabajo se ve influenciado por una insuficiencia de recursos y una excesiva burocracia que finalmente marca los resultados. En cuanto a los usuarios, es una realidad del Trabajo Social, el contacto directo con sujetos en situación de necesidad (personas que en ocasiones acudan de forma obligada, lo que generará en uno u otro momento algún comportamiento discrepante hacia el profesional), e indudablemente esto “quemará” al trabajador social. Lázaro, S. (2004) en "El desgaste profesional (síndrome de burnout) en los trabajadores sociales", establece un esquema que permite identificar los principales factores desencadenantes del síndrome de Burnout en la profesión de Trabajo Social. Agrupa dichos desencadenantes en cuatro grupos, los relativos a la organización, a la tarea, al propio profesional y los usuarios con los que se trabaja. Pero, ¿se ha interesado alguien de estudiar el grado de satisfacción o insatisfacción de los usuarios de los servicios sociales?, mucho me temo que no y mientras ellos no reclamen, nadie se ocupará de hacerlo.
Sí, Ana, contenemos y cargamos, cargamos con mucha frustración e impotencia, arrastradas por un sistema al que sólo le interesa aparentar que "hace", aparentar que se preocupa por sus ciudadanos con "Medidas contra la crisis" que se quedan en papel mojado. No, el trabajo social no sólo duerme, está hibernando.

1 comentario:

victor yanes dijo...

A veces saco a pasear mi bella piel de iluso para sentir finalmente que me he caido de un guindo. Todos los trabajos que abordan las dificiles situaciones en las que viven personas y en ocasiones generaciones enteras como si se tratara de endemismos sociales, han de tener u sentido muy claro; la ayuda y el apoyo a los más débiles,a los que no tiene acceso a las grandes posibilidades, a los enfermos mentales, a los mayores, a los discapacitados, desde las heramientas que dan las leyes no desde la caridad. A nuestros políticos, bien sabido es, no les suelen interesar las cuestiones sociales.